La cuenta atrás ya ha comenzado. Tras conocerse que Shakira y Piqué están esperando un hijo, han dado comienzo las obras del que será su nuevo nidito de amor. A finales de mayo transcendió que la pareja se había comprado en Ciudad Diagonal, una zona residencial de Esplugues de Llobregat –a las afueras de Barcelona-, una mansión de 700 metros cuadrados construidos en un terreno de algo más de 1.000 y que, por si no fuera suficiente, también habían adquirido la finca contigua para preservar así su intimidad.
Actualmente, una gran grúa de unos veinte metros de altura y media docena de obreros se encargan de derribar y volver a construir la casa de los sueños de la mediática pareja. De la vivienda principal han conservado la estructura y de la otra, que originalmente era una bonita casa de dos plantas de unos cien años de antigüedad, han mantenido la parte de abajo, en cuya pared hay una imagen hecha de azulejos de Santa María del Congost, recubierta por unas tejas de terracota en forma de media luna. Posiblemente esto le dé un cierto aire colombiano al hogar.
Todas las obras, también la decoración de interiores, corren a cargo del estudio de una joven arquitecta catalana, Mireia Admetller, de 31 años, que se ha formado en Barcelona, Milán y Brasil. Entre la profesional y sus clientes se ha establecido una muy buena conexión debido a su juventud y a sus mismos gustos, ya que el estudio-taller Admetller combina los elementos modernos y las nuevas tecnologías con otros más antiguos.
Al igual que el equipo médico de la clínica Teknon, que trata a la cantante en estado de gestación, ha firmado un contrato de confidencialidad para que no trascienda nada de su embarazo, los albañiles tampoco no pueden soltar ni ‘mu’. “Suelen venir para supervisar las obras, para que todo vaya bien, pero no podemos decir nada porque nos despiden”, asegura uno de ellos.
Medidas anti paparazzi:
No quieren dar detalles sobre la nueva distribución de la mansión, pero aseguran que no estará terminada hasta marzo del año que vine y será lo más parecido a un búnker. Habrá cámaras de vigilancia, personal de seguridad, las persianas serán eléctricas y el muro de piedra que rodea la finca impide que se vean el jardín y el interior de la casa. ¡Medidas anti paparazzi en toda regla! La única cosa que le quita glamour al nuevo hogar de los Piqué-Mebarak (apellido real de la artista) son los tres contenedores de basura y la parada del autobús del barrio que hay frente a su puerta. ¿Los cambiarán de sitio cuando se muden de cara a la primavera?
Los albañiles aseguran que tanto Piqué como Shakira son buena gente, accesibles y que les tratan muy bien. Se comportan como una pareja normal de enamorados. “Ella es muy mona, no debe medir más de un metro y medio, pero es mucha mujer para Piqué”, asegura uno de los obreros. Se nota que ella tiene carácter.
En alguna de esas visitas fugaces, la pareja se ha escapado a un bar situado al lado, donde a media mañana se han acercado para beber algo y tomar algún bocadillo. Los alrededores de su nueva residencia están próximos a una pequeña montaña que tiene varios caminos para hacer senderismo.
Además, unos metros más abajo, en la otra acera, tienen por vecinos a Arantxa Sánchez Vicario, que vive junto su marido, Josep Santacana, y sus dos hijos, en una espectacular mansión.